Qué se entiende por autoconocimiento
En este artículo voy a compartir con vosotros qué es para mí el autoconocimiento.
Sería interesante ver la etimología de la palabra autoconocimiento. A mí me hace desde luego sentir que el autoconocimiento puede llevarte a perfilar los cimientos de tu existencia en una comprensión a todos los niveles posibles. Si el conocimiento en sí mismo se puede asociar a un aprendizaje de una complejidad infinita, con múltiples y múltiples variables e innumerables posibilidades…, ¿ Por qué no también el autoconocimiento?.
Y así es en verdad, porque el autoconocimiento es un aprendizaje individual muy complejo e infinito que hacemos por y para nosotros mismos, hacia nosotros mismos y desde nosotros mismos en relación a esas múltiples variables o posibilidades. Es decir, si un individuo quiere conocerse a sí mismo, esa sería la definición más básica, más simple del autoconocimiento.
¿ Qué entendemos por conocer ? y ¿ qué diferencia hay entre conocer y reconocer?. Reconocer es retomar contacto con algo que ya conocías, recordarlo, revivirlo ó re-experimentarlo.
Sin embargo, conocer es como si lo vieses por primera vez. Tomas conciencia de ello como algo que sientes nuevo, que vives o experimentas por primera vez.
En un sentido más amplio autoconocerse implicaría conocer nuevos aspectos de uno mismo, así como reconocer otros desde otro nivel de conciencia. No me voy a extender más porque aquí también entran en juego muchas variables. ¿ Nos vemos por primera vez cuando realmente damos el paso de autoconocernos?.
Eckhart Tolle en su libro “El Poder del Ahora” dice que “el verdadero viaje de tu vida comienza con un solo paso y es el que das hacia tu interior“. Para mí es una gran realidad que estoy aprendiendo a llevar a cabo en el día a día de mi existencia.
Entonces, la conclusión a la que he llegado tanto a nivel teórico como práctico es que se puede abordar el autoconocimiento desde las capas más superficiales de uno mismo hasta las más profundas, donde la intención simplemente de conocerse a uno mismo es el primer paso de este viaje que supone el autoconocerse.
De la misma manera en el autoconocimiento se puede buscar simplificar al máximo este “estudio” de uno mismo ó complicarlo hasta el infinito. También se puede uno conformar con conocerse mínimamente en un grado cómodo y seguro ó como en cualquier viaje asumir más riesgos adentrándose en zonas menos cómodas y seguras…, mucho más misteriosas e incluso “temibles”.
Además podemos dar un enfoque completamente científico al autoconocimiento, independientemente de decidir distintos niveles de profundidad y riesgos en cada aspecto del autoconocerse. Para ello hay que formular unas preguntas y por supuesto concluir métodos, hipótesis, teorías, experimentos…, pero en esta ocasión la exigencia científica la dejaré para otro artículo.
En este artículo prefiero llegar a un público que coincida conmigo en unas preguntas muy pero que muy usadas por aquellas personas que desde niños ó en algún momento de su vida experimentaron cuando menos una intranquilidad, una duda, una disconformidad con la vida tal y cómo se les presentaba cada día.
Preguntas clave para el autoconocimiento
Me dirijo a unos lectores que se autodenominen buscadores y que mantengan el entusiasmo por encontrar respuestas satisfactorias, completar ó dar otro enfoque a dichas preguntas. Podría resumirlas en 2 troncales”:
- ¿ Quién o Qué ‘Soy’?
- ¿ Para qué estoy en la Vida?
Y por supuesto las “ramificaciones” de esas 2 preguntas “sempiternas” serán: qué, por qué, para qué, cómo, cuándo, dónde, quién, …, voy a completarlas:
- ¿ Qué necesito para autoconocerme?
- ¿ Por qué y para qué autoconocerse?
- ¿ Cómo autoconocerse?
- ¿ Cuándo dar el paso a autoconocerse?
- ¿ Desde dónde me autoconozco?
- ¿ Quién quiere autoconocerse?
- ¿ Qué ventajas e inconvenientes hay en autoconocerse?
Estaréis conmigo en que son las típicas preguntas que nos enseñaron a hacer de pequeños en la escuela, a la hora de realizar análisis sintácticos.
En mi opinión son preguntas que nunca debimos dejar de hacernos para desarrollar y mantener una actitud curiosa, analítica, reflexiva, abierta, flexible, sincera y natural. Porque estas preguntas nos acercan a la verdad de uno mismo sin máscaras, sin autoengaños, y además aprendidas a formular y responder desde niños tendrían una connotación inocente y lúdica, es decir, perdería el drama que le ha conferido la vida del adulto que no se conoce a sí mismo.
Por eso se ha oído también mucho el comentario.. “para conocerte tienes que volver a ser niño o niña” y así es, entre otras muchas verdades del autoconocimiento personal, está la de volverse niño para facilitar ese camino, un niño siempre tuvo y tiene el don de “ver la vida mágica, fácil y divertida”.